María sigue a su hijo hasta la tumba, donde lo ve ser colocado para descansar. Este dolor final está impregnado de una aparente derrota y silencio, pero María, aún en medio de la tristeza, conserva la esperanza.
La sepultura de Jesús simboliza el paso hacia la resurrección, un misterio que aún María no comprende completamente, pero en el que confía. Nos enseña a mantener la esperanza en la resurrección y en la vida eterna, a pesar de las experiencias de muerte y pérdida en nuestra vida cotidiana.